La vuelta al mundo en velero con niños
Os presentamos a Leonie, Adam y sus dos hijos Mees y Pieter. Es una familia Holandesa que ha dado la vuelta al mundo con su velero Elena durante tres años. Una aventura muy especial. Cuando salieron de Holanda, sus hijos tenían 3 y 1,5 año. Aprendieron a nadar de viaje y vieron paisajes increíbles. De vuelta en Holanda, Leonie ha escrito un libro en el que cuenta todo el viaje. Leonie nos revela parte del viaje en esta entrevista.
Habéis dado la vuelta al mundo en velero durante 3 años con dos niños muy pequeños. ¿Cómo se os ocurrió la idea para este viaje?
A Adam y yo siempre nos ha apasionado el mundo de la vela. Nos conocimos en una escuela de vela donde dábamos clases y los dos soñábamos con un viaje alrededor del mundo. Yo siempre pensaba que el momento sería cuando estaba jubilada, pero Adam dijo: “Quién sabe lo que puede pasar, igual ya habrás muerto, hay que hacerlo AHORA!”
Leímos muchos libros sobre familias que habían dado la vuelta al mundo en velero y pensábamos: “Si ellos pueden hacerlo, nosotros también.” Espero que nuestro libro tenga el mismo impacto en otras familias.
¿Cómo preparasteis el viaje?
En el 2003 decidimos que queríamos hacer el viaje dentro de 5 años. Nos casamos, ahorramos dinero, compramos un barco, y tuvimos dos hijos. Poco a poco equipamos el barco con por ejemplo paneles de sol, literas para los niños etc. Queríamos empezar el viaje en el 2008, pero al final nuestro segundo hijo no nació hasta el mismo año 2008 por lo cual decidimos aplazar el viaje un año más. Por fin, ¡en el 2009 zarpamos!
¿Cuál era la reacción de la gente en vuestro entorno a saber que ibais a dar la vuelta al mundo?
Nuestra familia y amigos siempre nos han apoyado. La reacción más común de otras personas era: “Qué vais a hacer con los niños?” ¡Como si fuéramos a dejarles en casa durante 3 años! Siempre hay gente que piensa que un viaje de este tipo no es apto para niños. Otra reacción era del tipo “¿Cómo se lo pueden permitir?”. Por suerte, estas reacciones negativas nos siempre te llegan de forma directa.
Cuando tomasteis la decisión de hacer el viaje no teníais hijos. Por qué queríais tener hijos y antes de hacer el viaje?
Por un lado no queríamos aplazar el viaje hasta nuestro jubilación, pero por otro lado ibamos a necesitar bastante tiempo para ahorrar y preparar el viaje. Yo siempre he querido tener hijos antes de cumplir los 30, así que no podía esperar hasta después de viaje. Nos pareció bonito poder pasar este tiempo juntos como familia. Lo bueno es que los lazos familiares se hacen muy fuertes. Especialmente durante una travesía larga: estás como si fuera en una burbuja. Somos muy afortunados de haber pasado tanto tiempo con nuestros hijos, de no despertarnos cada día para ir corriendo a la escuela y al trabajo. Hemos pasado 3 maravillosos años con ellos que nadie nos puede quitar.
¿Cuál ha sido uno de los momentos más bonitos del viaje?
Han habido muchos momentos bonitos: desde ver el volcán activo de Vanuatu hasta bucear con 300 tiburones en las islas de Tuamotu.
Creo que un momento que nos ha quedado grabado ha sido el cumpleaños del “jefe” Jimmy en Vanuatu. Por coincidencia atracamos el barco en “su” bahía el día de su cumpleaños. Nos invitó a una fiesta, pidiéndonos si podríamos hacer una tarta. Hicimos dos tartas, porque no sabíamos cuánta gente iba a haber en la fiesta. Al final hemos tenido que partir una tarta en 50 trocitos para que todo el mundo la pudiera probar. Lo que ha pasado con la segunda tarta no lo sabemos, igual el “chief” se lo comió con su familia, jaja. Al final del día todo el mundo se despidió de nosotros desde la playa.
¿Y uno de los momentos más duros?
En las islas de Andamán, lejos de cualquier hospital o otro tipo de ayuda médico, Mees fue picado por una medusa. Gritaba de dolor. Por suerte vimos un pequeño barco pesquero. Enseñamos las heridas que tenía Mees en las piernas y brazos a los pescadores. Nos aseguraron que no era una picadura mortal y que teníamos enfriar las heridas para aliviar el dolor. Después de una hora, el dolor disminuyó. Le dolió durante 4 días y las marcas tardaban meses en irse. Por suerte no pasó nada más y no cogió miedo a nadar.
Más tarde leímos que hay que poner agua casi hirviendo en las heridas para neutralizar el veneno. ¿Pero cómo le puedes hacer esto a un niño pequeño?
¿Cómo era la vida a bordo? Si pasas mucho tiempo en el barco, es importante tener el mismo ritmo cada día?
La vida a bordo dependía mucho de las circunstancias. Si había tormenta, era duro. Pero cuando brillaba el sol y el mar estaba tranquilo, la travesía pasaba demasiado deprisa. Nosotros sí que teníamos un ritmo diario. Nos pareció importante. Por ejemplo, los niños durmieron cada día a medio día.
¿Habéis pasado un tiempo en tierra firme?
Sí, durante medio año vivimos en Nueva Zelanda, esperando a que pasase la estación de los huracanes. Los niños iban a la guardería y aprendieron Inglés. También iban a clases de natación dos días a la semana. Mees (de 4,5 años) aprendió a nadar y unos meses más tarde podía seguir el barco nadando en aguas de 20 metros de profundidad.
Disfrutamos de nuestra época en tierra. A bordo del barco siempre tienes que estar atento para saber dónde están los niños. Hay reglas a bordo, pero los niños pequeños no siempre obedecen. Esto cuesta mucho energía. Estando en una casa, pudimos recargar energía.
¿Qué efecto ha tenido este viaje en los niños?
Son niños muy abiertos que se relacionan fácilmente con mayores. Ya que pasaron mucho tiempo con adultos (con nosotros sobre todo) aprendieron a hablar muy bien y rápido. Cuando no habían otros niños para jugar, jugaron muy bien juntos. Inventaron todo tipo de juegos para jugar abordo.
Una vez en de vuelta en Holanda, ¿os ha costado adaptaros a la vida “normal”?
La verdad es que no. Estábamos también esperando este momento, contando las noches que faltaban para nuestra llegada. Nuestro hijo Pieter pensaba que íbamos a nuestra casa en Nueva Zelanda, ya que es la única casa que conoció. Para él era una pequeña decepción llegar a Holanda.
La integración al cole fue muy bien. La única diferencia notable con otros niños era que a veces Pieter y Mees pintaban por ejemplo coral. Pero ya está. Los niños son muy flexibles.
Si te apetece visitar el blog de la familia de Leonie, puedes verlo aqui.
Todas las fotos son propiedad de Leonie.
Opiniones
Déjanos tu opinión